Como ya deben haber notado, la vida me dio flor de sopapo con la administración de mi tiempo. Estoy escribiendo una tira que me tiene muy contenta pero que se ha devorado, literalmente, todo mi tiempo. El libre y el que no estaba libre también, seamos sinceros. Ahora, ya un poco más liberada, volví a las andadas y fui a comer a Sipán (¡y escribí ahí!). (más…)
Esta receta es todo lo que está mal en el mundo. Todo. Se los digo así, claramente. No es light, tiene harina común, grasa de queso duro, colesterol y encima, es pesada. Sí, una bomba. Si estos scones vinieran en paquete, tendrían que ponerles una leyenda preventiva parecida a la de los paquetes de cigarrillos. Sin embargo, cada tanto, hay que comer algo que esté muy mal. Sobre todo si viene gente a casa a la que le gusta comer suculento y ustedes están vagos, esta receta los va a salvar.
Fui a comer a El Colmado (Cerviño 4403), un barcito tranquilo enfrente de la embajada de Estados Unidos, por ahora muy tranquilo, en donde hay algunos platos del día y patisserie. El dueño es un argentino que tenía un bar en Barcelona, en donde siempre le había ido bien, pero ante la crisis, no tuvo más remedio que levantar campamento y venir a instalarse nuevamente aquí.
Ultimamente hay champignones muy grandes en el supermercado, así que estoy aprovechando para rellenarlos. No es barato, es cierto, pero es fácil y muy rico. Les dejo la mini-receta para cuando los encuentren, aunque si son menos vagos, con los chicos también se puede hacer. Lo único que les pido, es que tengan en cuenta que se achican muchísimo.
Una de las cosas que probé y más me gustaron en estos días, fue la jalea de mate y de té en Chez Philippe. No sé si conozcan este local, pero se trata de una casa de té y patisserie de Martínez por una familia que vino desde Zurich a instalarse en Argentina y ofrecer sus especialidades de cocina alemana y suiza. Hay mucho chocolate, tortas, ricos panes y estas mermeladas, entre las que se destacan las jaleas de mate y otra de té con especias. La de mate sale $18 y les va a hacer acordar al mate cocido de los campamentos infantiles. Rarísimo, riquísimo y también un buen regalo para algún extranjero que quiere llevarse un souvenir de la gastronomía local
Hace mucho que leo por todos lados elogios sobre I-latina, el restaurante colombiano a puertas cerradas que los hermanos Macías abrieron en Villa Crespo. Como no me gusta tanto salir de noche, esperé el brunch (que hacen una vez por mes) y que incluye cinco pasos con recetas de raíces colombianas y algunos ingredientes locales. La experiencia no defraudó. El restaurante es precioso, la atención fabulosa y la comida es rica y original.
Luego de unas merecidas vacaciones, volví a la carga con el trabajo, y esta semana ya estuve almorzando por Belgrano y Palermo de nuevo. Esta vez, aproveché el menú de mediodía de La Parolaccia de Libertador (Av. del Libertador 5836), que me pareció muy barato y prometedor: antipasti, plato principal y postre por $65 (+ $18 de cubierto y bebidas aparte) de lunes a viernes y $72 los sábados.
Ayer por twitter me contaron que hacían papas aplastadas crujientes, doradas, llenas de sabor en 5 minutos. Pregunté cómo era posible, súper interesada, y me respondieron algo increíble: que en vez de hervirla, metían la papa cruda en el microondas durante cinco minutos y quedaba cocida, pero sin nada de agua. Me pareció tan surrealista que tuve que hacer la prueba. (más…)
Esta es la tarta más fácil del mundo. Se hace un bowl y no hay que picar, ni hervir, ni escurrir, ni enfriar verdura, que es lo más tedioso de hacer una tarta. Solo hay que rallar zapallitos crudos. Si tienen una procesadora, ni siquiera cuenta como un trabajo pero si no la tienen y hay que hacerlo a mano, también es una pavada porque a diferencia de la zanahoria, los zucchinis son blandos y se cortan en un segundo. Aunque no me crean, lleva solo las siguientes cosas y queda perfecta: (más…)
Hoy finalmente fui a desayunar a Le Pain Quotidien, el primer local de la cadena belga que tanto me gustó en Nueva York y que ahora, por suerte, llegó a Palermo. La decoración, la exhibición y el look son absolutamente perfectos en Argentina también. El local es limpio y simple pero cálido. Hay muebles antiguos con iluminación ultra moderna, mesas comunales y puertas y ventanas recicladas que contrastan con vajilla minimalista pero chic. El servicio, además, bastante mejor que el de Estados Unidos. No hace falta llamar veinte veces a los mozos, ni repetirles el pedido, ni hacer malabares para que te vean. Por ahora, hay mozos para tirar al techo. (más…)